Ejerciendo derechos, construyendo democracia

 

INTRODUCCIÓN

Durante las últimas décadas, las investigaciones históricas han puesto de manifiesto cómo la oposición al franquismo, protagonizada fundamentalmente por el movimiento obrero y el estudiantil, a través de sus luchas y del ejercicio de derechos entonces prohibidos, extendió una cultura democrática que hirió de muerte a la dictadura. Lo anterior pone de manifiesto, una vez más, la afirmación tantas veces repetida, pero otras tantas parece que olvidada, de que los derechos no se otorgan sino que se conquistan, y que sólo el ejercicio permanente de los mismos garantizará la consolidación de la democracia.

Con el espíritu de contribuir a difundir lo aprendido, la Fundación de Estudios Sindicales y Cooperación, con la colaboración del Área de Igualdad, Educación, Participación Ciudadana y Coordinación de Distritos del Ayuntamiento de Sevilla, lanza esta campaña de sensibilización, consistente en tres vídeos cortos protagonizados por tres líderes del movimiento obrero sevillano antifranquista. En ellos, sus protagonistas, Servanda Alcázar, Victoria Lobato y José García, relatan a partir de sus propias experiencias cómo a través de las luchas en sus centros de trabajo, Flex, Induyco y CASA, respectivamente, fueron realizando conquistas en la mejora de sus condiciones laborales, mientras que, a la vez, extendían prácticas democráticas de asociación, reunión o reivindicación, entre otras.

Como en tantos otros centros de trabajo, en estas empresas sevillanas se hicieron asambleas, plantes y huelgas cuando estaban totalmente prohibidos. Una lucha que, como en casi todo tiempo y lugar, sufrió la represión del poder establecido, que se veía amenazado ante el empuje del movimiento obrero. El régimen reaccionó como acostumbraba, reprimiendo —estaba en su ADN—, lo que se tradujo en miles de despidos, cientos de detenciones y procesamientos que acabaron en condenas de cárcel, torturas e incluso asesinatos. Sin embargo la acción antifranquista había ido mucho más allá y la cultura democrática, que se había extendido a partir de esos primeros «espacios de libertad» que la oposición había ido construyendo y fortaleciendo, acabó imposibilitando la continuidad de la dictadura. Ejercer los derechos individuales y colectivos, sean o no legales, ha sido siempre una herramienta del movimiento obrero para construir y fortalecer la democracia.

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